angelsefija9

 

Dice Adriana Herreros en el prólogo de ‘Ángel Sefija tras el noveno arte‘ (Astiberri) que «Mauro Entrialgo es el dibujante del ahora». Nada más cierto. En el noveno recopilatorio de sus páginas para ‘El Jueves’, el autor vitoriano sigue demostrando su buen pulso no solo para captar el aquí y el ahora, sino también para convertirlo en material imperecedero. Lleva 15 años haciéndolo con este mismo personaje, un tipo que ya solo aparece al inicio de la plancha para recordar que, por evidente que parezca, alguien tiene que fijarse en las cosas.

‘Ángel Sefija tras el noveno arte’ reúne de forma cronológica y completa las páginas publicadas semanalmente entre 2012 y 2013, dos años tan recientes términos históricos como alejados en la fugacidad que marcan las portadas de los diarios. Leer en 2015 viñetas sobre grupos de Whatsapp o notificaciones de Twitter puede parecer desfasado… Y no lo es. Primero, porque evidencian el carácter pionero de Entrialgo, que muchas veces es el primero en hacer humor de algo que después se convierte en vox pópuli. Como recordaba el autor en su reciente paso por Huescómic, cuando publicó su primer chiste sobre Whatsapp hubo quien le dijo que «hablaba de cosas demasiado minoritarias que nadie conocía». Todo un visionario. Segundo, porque el autor tiene la habilidad de detenerse sobre detalles que hoy siguen igual de vigentes que entonces; por ejemplo, por seguir con el mismo tema, los grupos de Whatsapp.

mauro9

Si algunas de las historietas de este libro manifiestan lo rápido que pasa el tiempo, otras nos recuerdan que las cosas no cambian tan fácilmente. Son memorables las páginas dedicadas al «arte urbano anti-brigadas antiarte urbano del ayuntamiento» o «motivos para construir la estación de tren de una ciudad en el quinto coño» (estaciones, uno de los fetiches de Entrialgo). Hay «sefijas» que probablemente serán eternos, como «algunas frases que suelen decir aquellos a los que sienta mal un chiste».

En fin, Mauro Entrialgo se constituye en notario de los pequeños detalles, que en la era que vivimos pasan en muchos casos por las nuevas tecnologías y las modas estúpidas. Lo hace con un estilo cada vez más minimalista (comparen si no con las primeras páginas de la serie) y con planteamientos narrativos cercanos al esquema. Pareciera que, más que chistes, nos está entregando apuntes para recordarnos lo absurdo de la cotidianeidad.